Este texto lo escribí en forma de anecdotario
conceptual sobre la obra de Miguel Rael tras la visita de su estudio a finales
de la primavera de 2014. En estas notas intento analizar una serie que precede
a su trabajo actual “El desacuerdo” que tiene como nombre Squared-Stretched-Rotated
y que fue parte del germen para sus últimos trabajos.
Miguel Rael
200x200, BSF, 23º
La desaparición de lo visual por
medio de la propia obra.
Cuando la pintura deja de ser pintura para convertirse en algo
diferente y cuando los elementos de la realidad intentan tomar la encarnación pictórica nos hallamos
ante la tentativa de pervertir la tradición de encorsetamiento de las disciplinas artísticas.
En 200x200,
BSF, 23º la obra se hace pintura elástica,
se pliega en el lienzo sin temor de descubrir que ese pliegue guarda los
misterios de su esencia: su expansión
en el espacio. El cuadrado, marco liminal de la existencia, es girado a 23º verificando la imposibilidad de cierre sobre sí mismo. El tamaño, su color, torsión y colocación abren un
espaciamiento a la nada. Es decir, una evasión del conocimiento en la forma concreta.
LLevar a la nada.
El contacto con la noción
de antivisual, remarcada por algunos autores y artistas (entre ellos el
escritor Miguel Ángel Hernández Navarro), que pretende analizar la ruptura del poder de lo
visual por medio de la eliminación
de la visión como fenomenología de la obra de arte, se desprende en esta obra en su radical
presupuesto para indagar hacia la propia experiencia de lo Real.
“Parece que no se ve mucho ante este objeto”. En este caso esa sospechosa antivisualidad gira en torno al
concepto de quebrar la nada absoluta mediante un objeto que posee una forma
(cuadrado), una materia (elástica) y un
movimiento (en rotación) que genera una
espacialidad en la nada. Así la antivisualidad es
corrompida por la fuerza de la presencia en el que termina abocado el ojo.
Estaríamos ante una forma más sutil de ocultamiento de la obra (“obra velada”, diría Galder Reguera) en la que se vela lo prolijo con la austeridad del
negro, la opacidad del concepto con el brillo de la película y se desactiva la nihilización de la nada mediante la propia obra. Por lo tanto, la obra abandona
lo anecdótico para deslizarse
directa hacia el enigma que cubre y al que cada uno accede de manera diferente.
Lo Real es imposible de alcanzar bajo la realidad del sujeto. Aunque este no
cese de luchar por ello.
Lo visible invisible.
Si a menudo la tensión se ofrece en otras
obras mediante la oposición de líneas de fuerza, en este caso 200x200, BSF, 23º se instala en el
desequilibrio que ejerce la rotación
a 23º. Algo ha dejado de mantenerse en orden.
Una mezcla entre serenidad y desequilibrio habita en la obra. Se impregna el
estado de concepción de la obra de una
experiencia de desasosiego e inestabilidad. Una forma de ocultar lo invisible
con el mínimo visible.
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